Tránsito, transporte, movilidad sostenible, federalismo, competencia, jurisdicción, diagnóstico, políticas de estado… son palabras que resultan conocidas, pero es imprescindible poder comprenderlas en un mundo que día a día evoluciona, se modifica en el uso y características de la vía pública, pero que en países de ingresos bajos o medios siguen teniendo como consecuencia un 90 % de las defunciones que arroja el tránsito a nivel mundial, conformándose como la primer causa de muerte entre los 5 y 35 años, dejando a nivel mundial 1.25 millones de defunciones, entre 20 y 50 millones de lesionados y un gasto a nombre del “estado” de un 3% aproximadamente de su propio PBI.
Es central en ese contexto adquirir herramientas para trabajar desde diversos ámbitos la prevención vial, basados en diagnósticos certeros y datos concretos, abordando la temática desde un punto de vista humano, teniendo en cuenta el marco normativo, los controles factibles, los avances tecnológicos y la realidad existente para poder trabajar en verdaderas políticas públicas, en la disminución concreta de riesgos sea en el ámbito laboral o el cotidiano y en el abordaje educativo de la seguridad vial, que desde 1986 por ley debe o debería ser curricular y obligatoria, todos estos enfoques multi y transdisciplinarios en materia de tránsito, conociendo la injerencia y la diferencia con el transporte de pasajeros o carga, son la llave quizás, que permitan mitigar el problema endémico en el que nos encontramos como sociedad anómica, resiliente, rebelde y violenta en ocasiones, pero absolutamente vulnerable ante este problema.
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